Las Guerras Púnicas

Se designa como República el periodo comprendido desde la abolición de la monarquía en el 509 a.C hasta la consolidación de Augusto como imperator, es decir un periodo de 460 años aproximadamente. Es importante reseñar este hecho porque la Res Pública (el asunto público)  constituyó una manera de entender la sociedad romana y el concepto de ciudadanía dentro de un colectivo. La República inicial no fue un camino de rosas para los primeros cargos públicos, hay que entender que absolutamente todo era cuestionado, parlamentado y votado en el Senado.

 

Hasta aquí sería genial, es decir, la representación social votando sobre cuestiones vitales, pero lo cierto es que el senado estaba configurado por patricios que habían entrado en el "Cursus Honorum" no por méritos o votación popular sinó por pertenencia a una familia con renombre, o bien senadores sin apellido pero con altísimo poder adquisitivo. Es decir, el poder inicialmente estaba representado por apellido o por dinero.

 

 

Pero empecemos por el principio, posteriormente a la expulsión de Tarquinio hubo un periodo de asentamiento político, se debía acabar con todo lo que representaba la figura del tirano-regente y se expulsó a práctimente todos los familiares que poseyeran su apellido a modo de escarmiento popular, realizado este acto de reafirmación de la República, el Senado hubo de establecer los primeros cargos públicos para garantizar la estabilidad de la ciudad, para ello se decidió dejar el poder anteriormente controlado por el rey en manos de dos hombres, un sistema biconsular en el que por un periodo de un año podían tomar las decisiones de forma consensuada con el Senado pero con derecho a veto de uno hacia las decisiones del otro, con ello se pretendía evitar que alguno de ellos tuviera el control total.

Paralelamente, y para garantizar la cobertura de las necesidades de una ciudad cada vez mayor, se creó la figura del Pretor, que controlaba el poder judicial y el Censor que controlaba el censo de población, este último cargo aunque en apariencia menor es de vital importancia para saber quién y cuanto debía tributar cada ciudadano, o para incluir a los ciudadanos varones en las legiones republicanas.

 

 

Y ahí, es donde vamos ahora....Roma tenía la necesidad de controlar toda la península y expandir territorio y por ende agrandar las arcas del tesoro. Durante años los romanos habían lidiado con las diferentes tribus, y durante esta primera época republicana las guerras eran constantes, son las conocidas como Guerras Latinas, en las que Roma va apoderándose de manera implaclable de un territorio cada vez mayor.

A medida que el territorio conquistado pasaba a ser territorio romano, los varones de las ciudades conquistadas podían ser llamados para completar las legiones como frente de apoyo y en realidad esta organización en lo militar es lo que dotó a las legiones de gran poder. Los Samnitas o los etruscos veían como Roma iba aposentando su poder de manera gradual y decidieron entrar en guerra con ella con la esperanza de frenar sus ansias de conquista, pero la victoria romana en el s.III a.C dejó el mapa de la península bajo estandarte romano.

 

Roma ya empezaba a vislumbrarse como potencia militar, pero lo cierto es que sus ánsias de expansión no se quedarían únicamente en su territorio...y  Sicilia fue la escusa perfecta.

 

Una parte muy importante de Sicilia había estado bajo dominio griego durtante siglos, ciudades como Akragás (Agrigento) Selinute o Siracusa, eran polis griegas fuera de su territorio, que con el paso de los años habían pasado al control Cartaginés. Los Cartagineses no eran ajenos al emergente poder de Roma, así que cuando el rey Hierón II de Siracusa con la ayuda de los cartagineses abordó la ciudad de Messana para eliminar a sus incursores,  los mamertinos, solicitaron la ayuda de Roma. Roma sabía que ayudando a los mamertinos iniciaría una guerra contra la gran potencia cartaginesa pero también sabía que si controlaba toda la isla, controlaría el grano de Sicilia, los piratas en el mediterraneo y el control de mercancías marítimo. Hieron llegó a hacer un pacto con Roma para garantizar la estabilidad de la isla pero el poder político y militar romano sabía que no podía dejar escapar la oportunidad de enfrentarse con la gran potencia norte-africana, se inician las llamadas GUERRAS PÚNICAS que durarían más de 100 años.

 

Diríamos que las guerras púnicas se podrían dividir en tres, la primera correspondería a la que enfrentaron a Roma y Cartago por el control de Sicilia, la Segunda que enfrenta a Roma con Aníbal por el control de Hispania y la incursión de éste en territorio romano y la tercera que abarcaría la destrucción de Cartago.

 

LA PRIMERA GUERRA PÚNICA 264-241 a.C

La isla de Sicilia estaba dividida en tres partes, una de ellas estaba controlada por los cartagineses, otra por los mamertinos y la tercera por los siracusanos.

Los mamertinos se vieron invadidos por los siracusanos encabezados por Hieron y posteriormente por los cartagineses, en parte debido a que Cartago no deseaba perder su control en Sicilia en favor del pueblo romano, por ello y ante la escasa posibilidad de ofrecer resistencia los mamertinos decidieron buscar apoyo entre sus vecinos los romanos.
Roma mandó a Apio Claudio a Sicilia donde derrotó a las tropas cartaginesas en la batalla de Milai (260a.C.)ya que éstas se habían posicionado contra Roma y los mamertinos, no obstante el ejército romano no logró controlar todo la isla. Otro general romano Marco Atilio Régulo, aprovechando que el ejército cartaginés estaba profundamente tocado después de los conflictos, decidió iniciar una campaña en el Norte de África y de esta manera asegurar el control del imperio no sólo en las islas sino en el continente africano, de hecho obtuvo alguna victoria  como la de Ecnomo, pero una alianza entre los Cartagineses y los espartanos dirigidos por Jantipo, hizo que las tropas romanas fueran derrotadas en Clipea.

El éxito de Cartago fue simplemente un espejismo porque el ejército romano había logrado conquistar enteramente Sicilia. Amilcar Barca, líder cartaginés no tuvo más remedio que firmar un pacto en el año 241 a.C por el cual perdía cualquier concesión y era obligado a pagar mediante imposiciones económicas tributos a la república. En el año 237 a.C Roma había conquistado enteramente Sicilia y Córcega.

Durante los años siguientes, Amilcar tuvo que repeler los contínuos ataques y rebeliones sucedidas en sus fronteras hispanas, su ejército estaba mermado después del enfrentamiento por el control de Sicilia, algo que aprovechaban los insurrectos hispanos para rebelarse contra Cartago, por ello Amilcar, su yerno Asdrúbal y su hijo Aníbal, decidieron poner fin a estas entrando en la Hispania y asegurando sus fronteras que estaban delimitadas por el río Ebro, para ello se firmó un pacto con los romanos por el cual se comprometían a respetar a las ciudades hispanas aliadas del pueblo romano y las colonias griegas, era el año 230 a.C

 

LA SEGUNDA GUERRA PÚNICA 218-201 a.C

La paz entre cartagineses y romanos duró un suspiro, quizás por el sentimiento reacio de ambas partes a ceder el control de un territorio estratégicamente importantísimo como era la Hispania, por ello cuando murió Amilcar y posteriormente Asdrúbal asesinado por un esclavo galo, el sucesor de éstos Aníbal decidió romper el pacto con los romanos invadiendo Sagunto.

Sagunto era una colonia Griega, por lo que Roma envió emisarios en los que se invitaba a Cartago a abandonar la ciudad o a aceptar ese hecho como una declaración de guerra. Aníbal declaró la guerra y se inició un período épico en la historia tanto de Roma como de Cartago, pues Aníbal cruzó primeramente los Pirineos y posteriormente los Alpes, con casi 120.000 hombres y 37 elefantes, dejando el control de Hispania a su hermano.

Anibal llegó a la península itálica con escasas fuerza debido no sólo a las condiciones del viaje sino a los enfrentamientos con los pueblos Galos, no obstante al frente de su ejército derrotó a las tropas romanas en su propio territorio, en el 218 a.C vence en la batalla de Tesino, posteriormente infringen una nueva derrota en la batalla de Trebia.

Roma estaba en peligro, Aníbal había entrado en suelo romano y las legiones eran incapaces de hacerles frente, el senado de Roma decide nombrar consul con el control de las tropas a Terencio Varrón, pero de nuevo y después de la sangrienta batalla de Cannas los cartagineses vuelven a vencer, era el 2 de Agosto del 216 a.C. Ahora no sólo Aníbal había logrado hacer retroceder al ejército romano sino que estaban a las puertas de Roma, no obstante y contra todo pronóstico Aníbal decide esperar para dar el golpe final, en parte ocasionado por las cuantiosas pérdidas humanas que el ejército cartaginés había sufrido. Por ello, clama la ayuda de Asdrúbal (hermano de Aníbal) para que éste le dé apoyo con las tropas que estaban afianzadas en Hispania.

Roma decide enfrentarse a Asdrúbal y de esta manera aislar a Aníbal, consiguiendo una importante victoria en la batalla de Metauro, todo ello gracias a un hombre Publio Cornelio Escipión. Aníbal ya no tenía infraestructura militar, ni disponía de abastecimiento de nuevas tropas por lo que es derrotado en Lama, Cartago ahora está humillada y se ve obligada a firmar un tratado de paz con Roma.

 

LA TERCERA GUERRA PÚNICA 149-146 a.C

 

Después de años en los que los cartagineses habían estado oprimidos por el poder romano, logran volver a reestructurarse política y militarmente, todo ello era visto desde Roma con cierto recelo en parte por temor a una nueva insurrección. Pero el peligro que acechaba a Cartago no venia sólo de Roma sino del pueblo Númida, que intenta hacerse con los territorios y riquezas cartaginesas.

Cartago decide ir a Roma para que les ayuden a parar el asedio Númida pero los senadores romanos lo que en verdad desean es someter de una vez por todas a Cartago y apropiarse de las riquezas que estos poseen, por ello apoyando la actitud de los Númidas deciden entrar en Cartago bajo el mando de Publio Cornelio Escipión, logrando someter la ciudad de Néferis en el año 146 a.C. La tercera guerra púnica consiste en la resistencia cartaginesa frente a la incursión romana en Cartago.

Las tropas cartaginesas dirigidas por Asdrúbal, en vano intentar defender la ciudad, por lo que huyen hacia el Templo de Esculapio convirtiéndolo en su fuerte. No obstante la situación se convierte en insostenible por lo que Asdrúbal se rinde ante las tropas romanas, mientras que el resto de sus soldados se prenden fuego.

Roma había conseguido lo que tanto había ansiado, el control casi total del Mediterráneo.

 

 

 

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