Copa de Licurgo

Tesoros del Museo Británico

Introducción

Hacía tiempo que deseaba poder hacer un apartado que hablara de los grandes logros en materia de ingeniería romana o curiosidades que atañían a la tecnología o a cierto grado de especialización artística.

Hay ciertos enigmas, que nada tienen que ver con lo místico, que descuadran nuestra manera de entender el transcurso de la historia, sin duda las pirámides de Gizah o las de Guatemala, establecen cierta controversia en estas civilizaciones y sugieren que lo avanzado de su tecnología era muy superior a lo que pensamos. Las técnicas empleadas son los grandes rompecabezas de los científicos y ese encanto especial sigue pareciéndonos fascinante, poco o nada se sabe del cómo y aun así nos resultan increíbles.

Algo parecido ocurre con la copa de Licurgo, nada se sabe de su procedencia exacta, aunque a finales de la primera mitad del s.XIX estaba en manos de un aristócrata francés que la vendió a su vez a un rico banquero y hombre de negocios alemán de la familia de los Rothschild. Durante varios años fue pasando a manos de la ilustre familia hasta que uno de los descendientes la vendió al Museo Británico que sigue siendo la propietaria.

La copa de Licurgo, por su rareza y exquisitez, seguramente formó parte o bien de un ajuar funerario de algún rico romano o de la apropiación en época cristiana de determinados elementos de lujo que pasaron a ser propiedad eclesiástica, sea como fuere entraña un misterio en cuanto  a sus propiedades. 

 

Forma, ténica y materiales

La copa confeccionada en jaula, es decir, con un relieve muy pronunciado que crea un efecto de sombras que bordean el recipiente, tiene una altura de 16 cm por 13 de ancho, siendo datada entre el s.III y IV. Tanto el borde superior decorado con hojas de vid como el inferior son añadiduras posteriores que de alguna manera salvaguardaron y protegieron el vidrio, motivo por el cual aun sigue adosado a ella. 

La particularidad de esta copa es el cambio de color (vidrio dicroico) que se produce dependiendo de la dirección del foco de luz, si la luz incide frontalmente el color de la copa es de un tono verdoso más opaco, mientras que si la luz incide en la zona trasera se convierte en rojo rubí. Es más que probable que el mismo efecto se produzca al incluir líquido dentro de ella, motivo por el que debía resultar impactante en la época e incluso con posterioridad.

El tema escogido, por ello es denominada copa de Licurgo, es el episodio mitológico en que el rey Licurgo de Tracia, intentando acabar con el culto a Dionisos, intenta matar o apresar a Ambrosía. Dionisos, un Fauno (Pan) y seguramente un sátiro acuden en su ayuda, convirtiendo a Ambrosía en ramas de vid que aprisionan al rey y le hacen enloquecer. Este es el momento exacto que está representado en el contorno.

Tesoros del Museo Británico

En la imagen que encabeza el artículo, es visible como el rey es atacado por las hojas y ramas de la vid, su torso adquiere un tono algo sonrosado cuando la luz incide, por un vaciado que es observable en el interior de la copa, y que únicamente se da en determinados personajes no en todos. Esto permite asegurar que se creó con total intencionalidad y que posiblemente el artesano pretendía crear o un efecto de rabia, locura o de asfixia.

En el suelo, estirada Ambrosía o una bacante, observa la escena del rey que le mira asustada mientras alza una de sus manos y con la otra se apoya. Junto a ella, un seguidor de Dionisos, con un cayado pastoril, ataviado únicamente con una prenda que cubre sus genitales porta un gran piedra en su mano para lanzársela a Licurgo. 

De espaldas a él, Dionisos, representado con un tirso, increpa a mano alzada con actitud agresiva y dominante a Licurgo. 

 
Tesoros del Museo Británico
 

Junto a Dionisos, Pan acompañante natural del Dios, le mira como acatando sus órdenes.

Bajo sus pezuñas una pantera de apariencia canina, fracturada parcialmente la cabeza se dirige hacia Licurgo, con las dos patas delanteras levemente flexionadas para atacar.

Tesoros del Museo Británico

El interior de la copa es totalmente liso, a excepción de los rebajes realizados en los torsos de los protagonistes que permiten que la luz fraccione de forma diferente, ofreciendo una coloración levemente diferente.

 

Tesoros del Museo Británico

 

Tecnología aplicada

 
Tesoros del Museo Británico

 

Durante muchos años no pudo analizarse la copa en su composición química, no fue hasta el siglo pasado cuando los científicos, utilizando un microscopio de partículas se dieron cuenta de cómo los artesanos romanos pudieron realizar tal efecto y ahí es donde entran las especulaciones.

Para que exista la variación del color, los romanos crearon una mezcla donde el vidrio disponía de nanopartículas de oro y plata combinadas. Cuando hablamos de nanopartículas estamos hablando de proporciones difícilmente imaginables, para poner un ejemplo gráfico y simple, esas partículas son una milésima parte del equivalente a un grano de sal, con el paso de la luz, los electrones de las partículas metálicas chocan entre sí generando la variación de color perceptible al ojo humano. 

La pregunta es, cómo era posible que realizaran esas mediciones precisas hablando de nanopartículas? cómo conocieron la técnica? Algunas voces apuntan a la casualidad más absoluta, el oro y la plata eran elementos que se hallaban en casi todos estos talleres, si en alguna ocasión se entremezclaron podrían haber creado accidentalmente el efecto. Tal afirmación no es posible debido a que si eso fuera así, era difícil que hubieran atinado de nuevo con las proporciones perfectas que generan esa variación. Otro argumento que afianza la teoría que no fue producto del azar, son las conversaciones en las que Adriano le informa a su cuñado del envío de dos copas dicroicas obsequio de unos sacerdotes, personalizadas para su uso en celebraciones.

De esta supuesta conversación se desprenden varias cosas, la primera es que en las élites romanas se conocía qué eran estas copas y su particularidad, el hecho que fueran obsequiadas por sacerdotes invita a pensar que estaban relacionadas con los cultos posiblemente dionisíacos o en celebraciones religiosas, el escaso número de unidades halladas nos permite argumentar que no eran objetos de diario ni de uso festivo personal sino más bien un equivalente al cáliz cristiano en el que los fieles beben y pasan la copa al siguiente para que beban de él de forma ritual.

Lo cierto es que es un objeto único, tan sólo en el Museo de NY se dispone de un pequeño fragmento de cristal con los mismos atributos de variación cromática, pero es la copa de Licurgo la que establece por su magnífico estado de conservación una gran cantidad de cuestiones a los aspectos que desconocemos de estas técnicas romanas para la fabricación y composición del vidrio.

Conclusión

Hay ciertos enigmas que aun permanecen enterrados en la historia y que no son fácilmente descifrables, aun así el romano fue un imperio tremendamente creativo e innovador, una civilización avanzada a su tiempo con conocimientos precisos y acertados de técnicas que ahora nos parecen fáciles con nuestras tecnologías pero increíbles hace 2 milenios. Quizás y sólo quizás estos temas sean suficientes para entender que nada es nuevo y que la evolución del hombre aunque paralizada en ocasiones en la edad media fue más prolífica en los ambientes en los que se potenciaba la creación y la belleza para los sentidos.

 

Mireia Gallego

Junio 2016

 

 

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