Sobre la educación en clásicas

 
 
 

Introducción

Durante años, los planes de educación han tenido un carácter plenamente partidista. El interés fundamental reside en un control férreo de determinados aprendizajes que se caracterizan por difundir aspectos que benefician a uno u otro color, entiéndase que no hablo de ningún partido ni de ninguna tendencia en concreto.

La educación es por así decirlo, el arma más poderosa de control de masas a largo plazo, es una semilla que para cuando germine llevará el ADN que durante años se ha ido labrando, pudiéndose convertir en un magnífico ejemplar de roble o en un cardo, así de simple, así de importante.

Mucho se ha hablado del sistema o de las leyes de educación, pero independientemente de esa estructura rígida y poco efectiva hay elementos que me preocupan profundamente porque marcarán de forma irremediable el conocimiento de nuestros hij@s.

 

Planes educativos precarios

Aprender poco de todo o mucho de algo...gran dilema...Los planes de estudio vigentes guardan similitudes con los planes americanos, es decir, vamos a aprender lo que no interesa a grandes rasgos, y fomentemos el conocimiento de aquello que es fundamental con detalle, así encontramos un interés manifiesto en el fomento de las ciencias en detrimento de las humanidades. Eso no debería ser negativo, todo lo contrario, pero no es menos cierto que las humanidades han pasado a ser plato secundario y por cierto de baja calidad.

Si las ciencias ofrecen un sistema de gestión integral, una capacidad para evolucionar tecnológicamente en todos los ámbitos, las humanidades enseñan a nuestros niños a pensar, a tener un criterio propio, a evolucionar en lo personal y profesional, no sólo a través de la filosofía sino mediante el conocimiento de la historia y de las lenguas y ahí es donde reside la mayor de mis reticencias.

 

Cuando un docente se enfrenta a la difusión de materias como la historia, el latín, el griego o la filosofía, debe lidiar con un punto de partida que lo pone en inferioridad de condiciones, el horror y el hastío que produce a los alumnos toparse con estas materias y con una falta palpable de tiempo y recursos para poder impartirlas.

Calidad y motivación deberían ser los aspectos a los que deberían ir dirigidos los esfuerzos, fundamentándolo principalmente en este segundo. La motivación lo es absolutamente todo, dejar el aula en silencio y a los chic@s impactados con lo que se explica, debería ser el mayor incentivo para el docente y estas cualidades nada tienen que ver con las financiaciones o con los recursos sino con la profesionalidad.

 

¿Cómo abordar las clásicas? 

Entiendo perfectamente como se siente un alumno en su primera clase de latín, griego o historia universal, la masa cerebral sufre un colapso tal que obliga a los músculos faciales a poner cara de "empanamiento" emitiendo a su vez una orden a las cuerdas vocales que casi siempre pronuncian frases recurrentes como el latín es una lengua muerta, vaya palo, bufff esto me lo saco con chuletas....  :) de hecho hace años era divertido encontrar las declinaciones escritas en la Letra K del diccionario VOX de latín... A pesar de que han pasado muchos años desde que la iglesia no controla todos los estudios clásicos en las aulas, lo cierto es que se imparte la materia casi de la misma forma, por qué? Pues sencillo, los planes de estudios cuadriculan el conocimiento basándose en unos mínimos que los jóvenes deben aprender y restan importancia a lo que verdaderamente insta a estos alumnos a disfrutar con la materia.

Las clásicas no son modelos de traducción, es la comprensión de lo colectivo y lo personal, de los sistemas políticos, de la evolución del pensamiento, de los valores originales, es decir el conocimiento que ayudará a una persona a entender el mundo en el que vive y a razonar con criterio. 

Por tanto, y siempre bajo un criterio estrictamente personal, el latín y el griego deberían ser estudiados al revés, es decir, primero despertar el interés para luego introducir el estudio de la morfología y sintaxis de cada lengua. Si incentivamos la curiosidad, el alumno hallará un motivo para traducir, si lo hacemos al revés no le encontrará ni la lógica ni la utilidad.

 

Cuestionarse el mundo clásico

Nadie se cuestiona porqué estudiar matemáticas, física, química o tecnología, pueden preguntarse el por qué de las derivadas o las integrales, pero en términos generales un alumno entiende per se, que estas materias formarán parte de su aprendizaje futuro, sea estudiando una carrera, sea por un valor profesional. En el caso de las humanidades, sin embargo, no hemos sabido hacer llegar el mensaje correcto que haga entender a los chavales que se trata de una cuestión de conocimiento global, hemos dejado que el mundo clásico sea una materia pesada, engorrosa y profundamente maltratada abocada a un fin mediocre que no merece en absoluto.

Hay un aspecto en la educación romana que me servirá para argumentar, se conoce que los niños romanos aprendían matemáticas, gramática, filosofía y retórica, si lo analizamos bien ellos entendían que los valores fundamentales para formar a un joven se basaban en el amplio espectro de la ciencia y del valor humano y social de cada ciudadano libre, bien, a pesar que nuestros jóvenes estudian muchas más materias a lo largo de su vida escolar y durante más años, lo cierto es que los contenidos se enfocan a la simple cuestión profesional. Aprenden uno o dos idiomas para facilitar el acceso al mundo laboral, matemáticas, física y química, tecnología, historia y las lenguas y literaturas propias, estas últimas fundamentándose en que aprendan a escribir sin faltas de ortografía y conozcan, de leve pasada, las principales personalidades del mundo cultural, bueno, a priori no suena mal, pero ¿Con qué profundidad y lo que es peor, con qué propósito?

Es comprensible que no se halle tiempo para profundizar en cada materia como se debiera, pero enseñar a aprender es mucho más efectivo a largo plazo que el conocimiento de algunas asignaturas basándose en objetivos fijados por la administración.

Ay la administración! Aquí me despacharía a gusto, pero sólo diré que nuestros políticos y regentes demuestran un desconocimiento total de lo clásico, los mayores ignorantes de ésta, nuestra sociedad, ya que ellos, disponiendo algunos en teoría de formación universitaria que debería dotarles de herramientas, son incapaces de tener un discurso con cierto grado de profesionalidad. Siempre me he preguntado si en ciencias políticas les enseñaban a hablar en público...Aun me mantengo en mis dudas...

Ay, Cicerón, si levantaras la cabeza! En lugar de grandes coronas y cetros de poder deberían haberles dotado de regalos útiles como tus libros...pobre Cicerón...hallaría la muerte por soponcio sin lugar a dudas. 

¿Cómo podemos enseñar a nuestros hijos a hablar bien si los que marcan las pautas de la educación no son capaces de hablar en público sin los discursos prefabricados por sus analistas? ¿Cómo vamos a inculcar el valor de la lengua si sus representantes apenas balbucean cuando les planteas una cuestión no prevista? 

El estudio de lo clásico ofrece perspectiva y cuestiona lo aprendido y eso, mi querido lector, no interesa a ningún gobierno, a ningún político, porque la ignorancia es la herramienta más recurrida a lo largo de los siglos, al fin y al cabo la ignorancia es control y el control es poder. Pero he aquí, que la tecnología y la información se unen en un honorable propósito que es la libertad de información, aprovechemos las herramientas y ofrezcamos al mundo lo que el poder nunca quiso dar, respuestas y más preguntas! 

 

"QUOD IN IUVENTUTE NON DISCITUR, IN MATURA AETATE NESCITUR

Lo que no se aprende de joven se ignora de viejo

 

 

Mireia Gallego

Septiembre 2014

 

 

 

 

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