Campo de Marte: Panteón, estadio, Teatro de Marcelo....

El campo de Marte era una extensión amplia de terreno que quedaba fuera de las murallas Servianas, su nombre era debido a que en época monárquica había en él un templo consagrado a ese Dios.

 

Imagen de la Porta Pranestina y la muralla Serviana

 

Debido a la estricta órden de que las Legiones armadas no podían entrar en Roma, el campo de Marte se convirtió en refugio provisional para las tropas antes de los desfiles triunfales, inicialmente era una zona de entrenamiento, destinada al descanso militar y con escasa proyección arquitectónica si la comparamos con el Foro, aunque bien es cierto que en esta zona ya se encontraban los Templos del complejo de la Plaza de la Torre Argentina entre otros. 

En los siglos que le sucedieron el campo de Marte se convirtió en una zona plenamente comercial, repleta de tiendas, negocios, mercados, teatros, termas, escuelas y como no edificios de culto.

Los edificios que a día de hoy podemos contemplar serían los siguientes:

 

Templo de Adriano

 

Cuando entras a la Plaza di Pietra y te encuentras con este edificio adosado a otro más reciente, no puedes más que quedarte entre estupefacto y maravillado, especialmente por sus proporciones y por el impacto que produce el efecto nuevo-antiguo..

En el 145, Antonino Pío dedicó este templo a su padre Adriano, aunque se conservan 11 columnas en realidad constaba de 15 a cada lado por 8 columnas frontales sobre un podio de 4 metros, los 15 metros de altura dan una idea de las colosales dimensiones del Templo. La decoración se completaba con relieves que representaban parajes de diferentes provincias.

 


Teatro de Marcelo

 

El Teatro de Marcelo es un precioso edificio iniciado por César y finalizado por Augusto en la última década del s.I a. C, el nombre que se le otorgó fue una dedicatoria que Augusto ofreció a su sobrino Marcelo que murió en el 23 a.C, el teatro tenía una capacidad entre 15000 y 20000 espectadores, por lo que era ligeramente más pequeño y menos ostentoso que el de Pompeyo.

Su estado se conservación se debe a que primero fue una fortaleza y posteriormente formó parte del palacio que puede observarse ocupando el tercer piso.

 

Panteón de Agripa

Es sin duda, uno de los moumentos más espectaculares y más especiales, que se pueden hallar en Roma.

La impresión cuando llegas a la Piazza Rotonda es que el Panteón queda como encajado en la propia plaza, inunda todo lo que ves, es imposible apartar los ojos de su estructura porque simplemente es impactante, sobrecogedora.

El Panteón fue construído por el amigo, general y yerno del emperador Augusto, Agripa, en honor de todos los dioses del Panteón romano.

El edificio que vemos actualmente es el resultado de reconstrucciones en épocas posteriores, hay que tener en cuenta la cantidad de incendios que asolaban la ciudad de Norte a Sur y aunque en algunos casos los edificios estaban protegidos con altos muros de contención, lo cierto es que muchos de ellos fueron destruídos de forma irreparable, de ahí las variaciones sufridas ya que en su origen la entrada de acceso al Panteón se realizaba por la parte posterior del Templo. 

 

No soy arquitecta y tampoco voy a valorar el Panteón por planos y secciones, ya hay muchas páginas que definen de forma magnífica su diseño, sino que os voy a explicar lo que se siente y cómo se ve en la actualidad, intentando que si cerrráis los ojos podáis disfutar de su belleza.

 

Si venimos por una de las calles laterales que dan a la Piazza de la Rotonda podemos ver la parte trasera y lateral del edificio. Actualmente es visible toda su estructura de ladrillo y en algunas zonas aun se conservan los recubrimientos de mármol de los arquitrabes y las columnas corintias. Al ser una estructura extremadamente compleja para la resistencia de la enorme cúpula superior, pueden contemplarse los arcos de ladrillo que repartían el peso.

La estrecha calle desemboca en la piazza, dejando al descubierto el magnífico pórtico que forma parte de las imágenes icónicas de Roma.

La frase que puede leerse (originariamente en letras de bronce), es la que dedica el propio general:

 

M.AGRIPPA.L.F.COS.TERTIUM.FECIT

"Marco Agrippa hijo de Lucio, cónsul por tercera vez lo hizo"

 

Se cree que el frontal sobre la inscrición contenía las imágenes en bronce de escenas de los Dioses así como la figura de un águila imperial.

 

El pórtico está compuesto de 8 columnas corintias frontales de granito en gris, se sabe que originariamente estos capiteles estaban recubiertos con láminas de bronce. El interior del pórtico está separado en 3 naves, con hermosas columnas de marmol rosa.

En la nave central está la puerta de acceso al Panteón, las dos laterales dan a dos nichos que contenían las estatuas de Augusto y Agripa y de la que ahora únicamente se conserva el hueco. Los techos del pórtico aunque ahora son estructuras de madera en origen también estaban recubiertos de luminosas láminas de bronce dando un efecto de magnificiencia y suntosidad al complejo.

Si el exterior es impactante, el interior no se queda atrás, ahora bien siempre y cuando seáis capaces de hacer un ejercicio de imaginación... porque si no lo hacéis de esta forma, os recordará a una hermosa iglesia católica sin más. Como siempre os digo hay que fijarse en los detalles ;)

La sala es una estructura en forma de cilindro con dos pisos más la cúpula. El piso de abajo está formado por un pasillo interior con una seriación de pared con nicho+dos columnas corintias, el piso superior una serie de ventanas más un casetón intermedio de separación.

 

Actualmente pueden verse imágenes cristianas ya que este edificio se conservó gracias a su uso como Iglesia, pero originariamente contenía hermosas esculturas de Dioses romanos.

La cúpula está apoyada sobre la estructura del segundo piso.

Sin duda, la cúpula del Panteón es la cúpula más perfecta que existe en todo el mundo, 2000 años resistencia avalan esta afirmación.

Construída con una mezcla de cemento y piedra pómez, la cúpula es relativamente ligera, la componen 5 hileras de casetones descendentes en tamaño que también estaban recubiertos originariamente de bronce y que dan protagonismo al orificio central de la cúpula.

El orificio tiene una importancia transcendental, este ojo canaliza la luz, la lluvia y la nieve, es decir en un día soleado el movimiento de la luz se traslada a un lugar u otro de la estancia, creando un halo divino, en un día lluvioso el agua caía por el orificio repicando sobre las losas de mármol de colores y desplazándose sobre ellas hasta los desagues que recorren toda la superficie, en un día de nieve los copos lentamente caían por él, es posible que incluso fuera usado para que cayeran pétalos de flores cuando la celebración lo requería, tal y como hoy se hace durante Pentecostés.

 

Personalmente creo que todo estaba milimétricamente estudiado, esos efectos son extraordinariamente poderosos a nivel visual, la luz, las estatuas, el ambiente, evocan lo divino, lo mágico.

 

Piazza Navona

Es muy divertido ver pasear a la gente por Piazza Navona. Todo el mundo se despalaza de arriba a abajo contemplando los artistas de caricaturas, disfrutando de los bares y restaurantes, y como no de sus hermosísimas fuentes barrocas y de su obelisco central.

Bien...vista desde la perspectiva de la imagen se aprecia su alargada forma y su amplitud.... Pero qué es la Piazza Navona?

La vista aérea da más pistas, la Piazza Navona es el estadio Domiciano o Agonal.

En el año 85 el emperador Domiciano mandó construir este estadio para su uso en competiciones atléticas que completaban las celebraciones en honor al Dios Júpiter. Con unas medidas de 276 m de largo por 106 de ancho, el estadio podía albergar hasta 30.000 espectadores. El obelisco central que ahora está bordeado por la fuente de Bernini, fue construída en Egipto y trasladada a Roma por orden del emperador y se se situa en lo que sería la espina del estadio.

Lo que queda hoy de la estructura del estadio original es simplemente unos fragmentos en su lado norte.

Pórtico de Octavia

 

El pórtico de Octavia no es un lugar donde los turistas vayan expresamente, creo que simplemente te lo encuentras en una de las innumerables caminatas que te das por las callejuelas romanas, y he ahí que es uno de mis edificios favoritos.

Lo visité de noche y me pareció esquisitamente tierno, majestuoso pero sencillo, un hallazgo increíble, un regalo de mi viaje de Roma.

El pórtico fue construido por la hermana de Augusto, Octavia la menor, en el 27 a.C sustituyendo el antiguo el Portico de Metelo, se podría decir que Roma tenía tal devoción por ella que permitió que una mujer fuera la impulsora de la rehabilitación del espacio, algo impensable para cualquier otra dómina por más aristocrática que fuera. 

El complejo estaba formado por dos pequeños Templos dedicados a Júpiter y a Juno, dos salas destinadas a ser bibliotecas con volúmenes en latín y en griego y una escuela. Estos edificios estaban rodeados por un pórtico columnado y decorado con exquisitas esculturas helenísticas.

 

Se sabe por la inscripción que reza en uno de sus frontales que el Pórtico de Octavia sufrió varios incendios que obligaron a Domiciano, Caracalla y Severo a rehabilitarlo. 

Con el paso de los siglos ya en la edad media se reconvirtió el espacio en un mercado de pescado, aún a día de hoy se  conserva alguna inscripción que hace referencia a ello, uso que se perpetuó hasta el s.XIX. Dos de los constructores del pórtico dejaron firma a través del significado de sus nombres que es rana y lagartija, por ello existían detalles de los dos animales como decoración.

Realmente, esa voluntad de que el complejo perdurara por los siglos es la constatación de que el pueblo la había convertido en un referente femenino que reforzaba la gestión de su poderoso hermano, era la síntesis de lo que una dómina debía ser y el recuerdo de una mujer única que amó a su pueblo y se ganó sus afectos muy por encima de cualquier otra. Octavia construyó un delicado lugar junto al Teatro de Marcelo, con la voluntad de evocar el recuerdo de su hijo fallecido y de dignificar su memoria. 

A modo de conclusión os diré dos cosas, la primera, que no podéis perderos el atardecer romano frente al Panteón, sentaos en la fuente y observad, la segunda, que os perdáis por las calles romanas con total tranquilidad y alevosía, debéis dejar que sea la ciudad la que os conduzca por sus calles no la guía.

 

 

 

 

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