Estatua Atenea Promacos

 

Introducción

 
 

Una de las características del arte griego era la exquisitez con la que trabajaban materiales como el mármol, el cobre, el oro, o el marfil. De forma metódica y artesanal utilizaban sus cinceles con una precisión absoluta bajo la enorme responsabilidad de que sus obras fueran capaces de dejar sin aliento a los que tuvieran la suerte de contemplarlas y que a su vez fueran dignas de aquéllos que representaban, ya que se creía que los Dioses moraban sus estatuas para tomar vida.

Los griegos, conocedores de la impresión que causaban sus colosales construcciones, realizaban concursos escultóricos asiduamente en parte para conocer los nuevos talentos surgidos de las escuelas más importantes del mediterráneo y para contratar los servicios de éstos cuando era necesario.

Muestra del ingenio y de las capacidades artísticas son el coloso de Rodas (del tamaño aproximado de la Estatua de la Libertad) o la escultura de Zeus Olímpico. Ciertamente, la habilidad escultórica constituía un valor añadido en un momento en que Grecia sobresalía de forma prominente en el mediterráneo, razón por la que hay que agradecer a Pericles su intención de demostrar al mundo la supremacía helena.

 

Pericles y Fidias 

 

Esta relación entre contratante y contratado ha sido una de las más tortuosa pero más beneficiosas transacciones que se han hecho en la historia de la arquitectura. Pericles tiene claro que debe tener a los mejores a su servicio, motivo por el cuál le da la dirección de la reconstrucción de determinadas esculturas y edificios de la Acrópolis a Fidias, uno de los artistas más brillantes de su época. No debió ser fácil, las dimensiones de los edificios y la envergadura de lo que debían proyectar al mundo debió suponer un esfuerzo titánico. Aun así Fidias toma las riendas y gestiona la dirección de las obras, siendo él el artífice material de algunas de las más espectaculares, como los frisos del Partenón, las estatuas de Atenea Lemnos, Atenea Parthenos o de la que hablaremos a continuación, Atenea Promacos.

 

Localización y visualización

Atenea Promacos o "la que lucha en primera línea", era visible con solo pasar los propileos. No se trataría de un centro exacto, pero sí que sería la primera obra que era visible en su totalidad, justo anterior al Erecteion. La estratégica localización se basa en que anteriormente se hallaba en ese espacio el antiguo templo de Atenea destruido por los persas, y por otro lado al quedar levemente a la izquierda era visible desde muchos ángulos diferentes.

Pausanias, en Su "Descripción de Grecia" nos ofrece pistas sobre el motivo, financiación y características de la Atenea Promacos:

"Los atenienses han dedicado dos exvotos con los diezmos de los botines de guerra: una estatua de bronce de Atenea con el botín tomado a los medos que desembarcaron en Maratón, obra de Fidias, sobre su escudo los Lapitas contra los Centauros y todas las demás dicen que las cinceló Mis, y que éstas y las restantes obras suyas las diseñó Parrasio, hijo de Evenor. La punta de lanza y el penacho del casco de esta Atenea son ya visibles para los que se acercan navegando desde Sunion, y también hay un carro de bronce, diezmo de los beocios y de los calcidios de Eubea"

Formas y características de la estatua

Se han dado mil versiones sobre cómo debía ser la estatua, debido a que no se conserva ni restos del original ni copias posteriores. No obstante con la ayuda inestimable de la numismática y la pintura helena se ha podido deducir su apariencia... eso y la valiosa descripción del historiador romano oriental Nicetas en el s.XIII, que nos dice:

"El ropaje la caía hasta los pies. Llevaba un cinturón que le ceñía el talle. Cubría sus pechos una coraza con la cabeza de la Gorgona. Su cuello, descubierto y largo, causaba placer sin límite al contemplarlo. Tenía marcadas sus venas y sus formas eran ágiles y bien articuladas. Sobre la cabeza llevaba una cimera de pelo de caballo que infundía pavor. Su cabello estaba atado por detrás en una mata, mientras que los bucles que se escurrían por debajo del casco eran fiesta para los ojos, porque el cabello no estaba enteramente metido dentro del yelmo, sino que éste permitía ver un poco de sus trenzas".

Se cree por las dimensiones del pedestal  que la estatua podría haber alcanzado una altura cercana a los 15 metros y construída enteramente en bronce. 

Las representaciones no coinciden en la posición de la lanza, algunos la ilustran en una disposición más agresiva con la lanza apuntando en clara alusión de protección del pueblo heleno, otros en cambio la ilustran más moderada con lanza y escudo a cada lado en posición regia pero reposada.

Nuestra Atenea Promacos debía causar una sensación entremezclada de asombro y respeto, sobre todo en los momentos en los que los reflejos de luz incidían en su superficie, es posible que el metal proyectara diferentes reflejos visibles desde la lejanía, proclamando su supremacía y sirviendo de punto de referencia.

Tras el durísimo trabajo que supuso el embellecimiento de la Acrópolis, Fidias es acusado de robo y traición, acusaciones totalmente infundadas como posteriormente se comprobaría, no obstante huye a Olimpia para encargarse de la construcción de la que sería una de las maravillas del mundo antiguo, la estatua de Zeus. 

Imagen: autor Tayfun Öner para Byzantium 1200

Durante el imperio romano de Oriente, la estatua de Atenea Promacos se trasladó a Constantinopla, colocada sobre una columna monumental delante del Senado, en el Foro de Constantino. Allí permaneció durante 8 siglos hasta que finalmente fue dañada por un borracho en 1203. Un año después Constantinopla ardía por los cuatro costados y la estatua junto a otras cientos sucumbieron fundidas para la acuñación de monedas de bronce por los cruzados. (Texto de Koldo Gondra de Bizancio Maravillosa)

La pérdida de la escultura no ha hecho más que engrandecer su misterio y convertirla en un mito.
 
 
Mireia Gallego
Julio 2015
 

 

 

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