Culto a Baco

Introducción

De todos los rituales místicos de Roma, éste es posiblemente el que más se ha conocido y desvirtuado, casi en la misma proporción. Las Bacanales o Fiestas en honor al dios Baco, pasaron de tener una connotación de fiesta ocultista y hermética a ser un periodo de depravación y éxtasis personal, siendo posteriormente un sinónimo que designaba un comportamiento sexual salvaje y desinhibido carente de sus iniciales características religiosas.

Las Bacanales lejos de esa connotación meramente sexual era un rito ancestral heredado de los helenos que a su vez muy posiblemente lo habían adaptado desde culturas orientales, así lo que al principio era una fiesta en honor a Pan (criatura mitológica mitad carnero mitad hombre) que moraba los bosques rodeado de ninfas a las que fácilmente acosaba, pasó a mezclarse con Dionisos, muy posiblemente porque este último poseía características muy parecidas a su predecesor. Ambos eran divinidades consagradas al libertinaje en todas sus facetas y ambos eran los custodios de la agricultura y las cosechas, por lo que fue muy sencillo diluir ambas. 

 

Las Dionisíacas o Bacanales

Durante el mes de Marzo, en Grecia se celebraban las Grandes Dionisíacas, en ellas no sólo se incluye el misticismo implícito de la celebración sino que también en su honor se realizaban representaciones teatrales, lo que quiere decir que la connotación inicial era más bien la celebración agrícola que garantizara los primeros brotes de primavera tras el invierno. Resolvamos pues, que el propósito era la celebración de la fecundidad bien entendida, es decir tanto la que atañe a las cosechas como a la de los hombres. No obstante, esa característica sexual y de embriaguez que tanto se relaciona con Dionisos permitió que adquiriera un significado mucho más desinhibido y festivo que acabó por designar la depravación sexual más absoluta en los siglos posteriores, veamos por qué.

Es más que posible que el rito de las Bacanales llegara a Roma a través de Sicilia en el s.II a.C. Durante esos primeros periodos las únicas que podían iniciarse en sus misterios eran las mujeres, que en procesión alcazaban una arboleda del Monte Aventino para pasar los días 16 y 17 de Marzo en compañía de sus iguales. Junto con la festividad de la Bona Dea, ésta era la única en la que la sociedad femenina podía liberarse de sus ataduras conyugales o familiares, si bien la primera festividad era mucho más solemne y encarnaba la maternidad y la feminidad, las bacanales eran más bien una entrada a los misterios más profundos de la sexualidad y la embriaguez personal por lo que no estaban permitidas a mujeres con niños pequeños en periodo lactante.

 

El rito

Según mandaba la tradición tras alcanzar una zona natural, bosque o arboleda, las mujeres bajo la tutela de las bacantes, consumían vino y alucinógenos que les permitía entrar en un estado de trance. Las bacantes acostumbraban a ser mujeres más mayores que proporcionaban las drogas a las demás y que emulaban de alguna forma a las ménades o acompañantes de Baco, unas entidades que ayudaban al dios en sus tareas y que le acompañaban en sus delirios. Por tanto, las bacantes dispensaban el vino o las drogas que permitían establecer un contacto con el dios.

Al igual que la gran mayoría de las religiones ancestrales el consumo de alucinógenos permitía establecer un contacto directo con Baco y al igual que en esos casos no suponía ningún problema social para quién las consumía. Así pues, cientos de mujeres, danzaban desnudas, bebiendo y consumiendo opiáceos mientras se contorneaban de placer entre sus iguales. Se cuenta que algunas de ellas, se escondían entre la maleza y acosaban a los hombres que se hallaban cerca, azotándolos e insinuándose sin que estos pudieran formar parte de la fiesta.

El propósito inicial era que las mujeres en su contacto con la divinidad gozaran de fertilidad, con el paso de los siglos las bacanales incluyeron algunos hombres lo que derivaría a ese connotación de orgía entre muchos que ha llegado a nuestros días.

 

Drogas de consumo

A parte del vino del que ya hemos hablado, habían otras substancias ampliamentes consumidas en Roma, la belladona, el opio, el cannabis, el estramonio o la mosca española, esta úlima muy peligrosa si se desconocía la dosis y más usada por los hombres debido a sus componentes parecidos a los de la Viagra.

Es más que probable que las dos primeras fueran las más usadas debido a que su consumo estaba más difundido, de hecho se sabe que se estipuló un precio fijo para el opio por su alta demanda y que eso hizo que se adulterara o mezclara con otras substancias para comercializarse. La belladonna ya era muy conocida entre los círculos místicos y continuó su uso durante los siglos posteriores, formando parte de las pociones realizadas por brujas y chamanes con efectos muy diferentes.

 

La danza de las Ménades

Ya hemos explicado quiénes eran las ménades, pero ¿cómo las emulaban? Parece ser que estas mujeres drogadas se despojaban de sus ropas o llevaban unas muy sugerentes que transparentaban sus curvas, entre las notas de los instrumentos y el fuego encendido para repeler el frío contorneaban sus caderas y movían brazos y piernas con gran sensualidad, entrando en una especie de éxtasis que les permitía interactuar con Baco, incluso ser poseídas por él mismo, siendo éste el mejor de los augurios posibles.

 

Las prohibiciones y los cambios en el cristianismo

El carácter mistérico y oculto de esta festividad hizo que el poder viera de reojo y de mala gana estas reuniones clandestinas. Para ellos, era el lugar y la fecha idónea para que hombres y mujeres conspiraran contra el poder, por lo que fueron reguladas legalmente aunque ciertamente no lograran acabar con ellas. El dictador Sila y posteriormente muchos emperadores mostraron su desacuerdo por la inmoralidad que representaban pero lo cierto es que fueron ampliamente secundadas por las féminas romanas, que las veían como su único momento de desinhibición anual.

Con la llegada del cristianismo, fue muy difícil acabar con la tradición del culto a Baco y aunque se prohibieron taxativamente, se conocen rituales de este estilo durante la edad media y posteriores ya que pasó a ser denominada como Aquelarre, donde las brujas adoraban al demonio encarnado en macho cabrío (Dios Pan) mientras copulaban con éste y danzaban en su honor, la Santa Inquisición dispone de expedientes en los que se relataban estos ritos que son exactos o muy parecidos a las celebraciones paganas.

 

Querido lector, nadie juzga la idoneidad, ética o moralidad de tales prácticas, ancestralmente la sexualidad fue un don no un tabú, así pues debemos examinarla desde la perspectiva más natural de una sociedad abierta y profundamente mística.

 

Mireia Gallego

Diciembre 2016

 

 

 

 

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