Málaga: Teatro Romano

Introducción

En España tenemos la gran suerte de contar con la intercesión del primero de los emperadores, Augusto. Él, en el apogeo de su cargo, encargó la organización de las nuevas provincias no únicamente a nivel administrativo sino urbanístico asentando la romanización pacífica de las nuevas urbes y garantizando la integración de los nativos a las nuevas costumbres romanas. Ésto que parece tan sencillo, fue una tarea faraónica que permitió apaciguar determinados conatos de sublevación. 

En el Sur de Hispania, florecieron muchas urbes exponencialmente debido a la gran cantidad de recursos agrícolas, el aceite o el vino sin duda fueron dos de los productos estrella y los puertos fluviales o marítimos permitieron el trasiego constante de mercancías. 

En el caso que nos ocupa, la antigua Malaca estaba dominada en el s.III a.C por los fenicios y púnicos, tras la victoria romana en el S.II a.C la república le otorgó el estado de foedus y creció a través de sus factorías de salazón, ya trabajadas por los fenicios, para la confección del garum, que se exportaban a Roma y el Norte de África. Con la llegada y división territorial de Augusto a finales del s.I a.C, Malaca pasó a formar parte de la Bética, construyéndose en esa época los principales edificios de la urbanización romana, teatro, foro, termas, etc... Tras la llegada de los Flavios, se consolida su importancia como puerto marítimo y vía de comunicación terrestre con las principales provincias, adquiriendo el rango de municipio.

 

El teatro

A pesar de que en Málaga son visibles algunos restos de factorías, murallas tardo romanas, o las termas, su gran tesoro romano es sin duda el teatro romano.

Al pie del monte Gibralfaro, junto a la hermosa Alcazaba, se sitúan los restos del teatro de Malaca. 

 

Su descubrimiento accidental, como casi en todas las ocasiones, vino dada durante una ampliación de los jardines de la Casa de la Cultura en el 1951. A pesar de su gran relevancia, el teatro compartió espacio con la Casa de la cultura incluso cuando fueron iniciadas las obras de recuperación de las gradas bajo la supervisión del arquitecto Pons Sorolla, durante la década de los 60. Ya en los años 80, se aprobó la demolición del Centro cultural para que emergieran en su totalidad los restos del teatro, siendo ejecutada una década más tarde y creando un magnífico espacio junto con la imponente Alcazaba.

 

 

La conclusión a la que se llegó fue que se construyó durante el imperio de Augusto en el s.I a. C.siguiendo los patrones de la edificación romana, junto a éste fueron hallados también los restos de una factoría tardo romana del s.IV o V que aprovecharon la sillería del propio teatro para soportar los muros, éste yacimiento constató que el teatro tuvo uso hasta el s.III y que posteriormente fue abandonado, quedando a merced de la pillería o del aprovechamiento de sus materiales nobles para nuevas construcciones en siglos posteriores. Ejemplo de lo que acabo de decir, es que en la Alcazaba árabe son visibles las columnas, capiteles y fustes, adosados a los muros o a las puertas de entrada, por lo que el teatro romano quedó desvalijado en lo que hace referencia principalmente al frontal escénico.

 
 

Así pues si visionamos el teatro de Málaga a vista de pájaro, observaremos que posee todos los elementos típicos, el graderío o cavea, la orquestra y el escenario, aunque es prácticamente imposible reconocer el frontal escénico que proporcionaba la sonoridad necesaria. 

La cavea posee un radio de más de 30 metros y 16 metros de altura, separados por las escaleras de acceso, quedando diferenciadas las tres secciones típicas de los graderíos, Ima, media y summa cavea, también son visibles los vomitorios, o accesos de entrada y salida de espectadores.

En la base hallamos la orquesta o espacio semicircular frente al escenario reservado a autoridades públicas o locales de relevancia rtas la cual y ligeramente elevado se encontraría el escenario con el frontal escénico. Aunque es visible el escenario, el frons quedó totalmente expoliado y dañado por lo que únicamente es visible el basamento o cimentación del mismo que nos da cierta información junto con las columnas halladas en la Alcazaba de como era su apariencia original.

 

Conclusión

El yacimiento constata la relevancia de estas ciudades en la época imperial y como he repetido una y cientos de veces, debemos visitar y contemplar nuestro pasado como parte de lo que aun somos, de nuestra propia historia. Málaga merece muchas visitas pero la Málaga romana y árabe confluyen como estratos de la historia frente a nosotros, conocerla es conocernos.

 

Mireia Gallego

Julio 2016
 

 
Al pie del monte Gibralfaro, junto a la hermosa Alcazaba, se sitúan los restos del teatro de Malaca. 

 

 

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