Maravillas desaparecidas: Estatua de Zeus en Olimpia

©Trustees of the British Museum
 

Introducción

Olimpia es uno de esos lugares que emiten una sensación mágica, casi metafísica, supongo que en parte viene dado por su carácter sagrado y místico ya conocido desde tiempos más que remotos y que se perpetuó en siglos posteriores.

Observar desde las alturas el magnífico "estadio" contextualiza los Juegos Olímpico y su significado divino frente al sentido lúdico y competitivo de nuestros días. Olimpia es la cuna del deporte, sí, pero también es la constatación de que lo Divino tocaba todo lo extraordinario que habitaba en el hombre, bien fuera en las artes, en las ciencias o en el esfuerzo físico.

 

Localización

Olimpia en el Peloponeso vista aérea
 

En la zona donde se ubican los templos, llamada "Altis" o complejo sagrado, se localiza el Templo de Hera, el estadio, la palestra, el Filipeion y el Templo de Zeus, pero el área también comprendía otras construcciones como el taller de Fidias o los diferentes altares, flanqueado todo por un bosque sagrado relacionado con divinidades panhelénicas constatando que gozó de un uso sagrado desde el s.X-XI a.C.

La relevancia sin duda queda patente en cuanto vemos a qué divinidades están consagrados los templos, Zeus y Hera, Dioses de Dioses y la más alta representación del Olimpo. 

Lo que alcanza la vista es un hermoso paisaje de túmulos, bosques, árboles y el sonido del río Alfeo, todo ello conforma el distintivo helénico de las zonas sagradas, del mismo modo que lo fue Delfos, Samotracia o Afaya. 

 

Antecedentes del Templo de Zeus

En el s.V a.C los eleos habían derrotado a sus oponentes de la vecina ciudad de Pisa. Esta victoria, había venido precedida de años de enfrentamientos en uno y otro sentido, no sólo por cuestiones políticas, que también, sino por la autoría y celebración de los Juegos en honor a Zeus que durante años se habían celebrado en esta última polis. Eternamente enfrentados y con alianzas políticas opuestas, los eleos consiguieron finalmente que los juegos fueran celebrados en Olimpia, y relegaron a Pisa y a sus aliados al olvido más absoluto, destruyendo sus ciudades y confiscando sus riquezas. 

Con lo conseguido y en un afán de ofrecer a Zeus una morada digna de su estatus, se inicia la construcción de uno de los Templos más grandes del Peloponeso que albergaría la colosal estatua del Dios, esculpida por Fidias y que se convertiría en una de las siete maravillas que ver en la antigüedad.

 

Qué hacer y cómo hacer 

©Trustees of the British Museum
 

La construcción del Templo, se encarga a Libón entre el 470 y el 472 a.C, para ello el arquitecto diseña una estructura dórica, con basamento rectangular de 64m x 27 m, con 6 columnas frontales de más de 10 m de altura y 13 laterales y de estilo períptero, es decir las columnas bordeaban la cella interior. El arquitecto se vio en la necesidad de usar la piedra caliza del lugar, exportando únicamente el mármol pentélico que se usaría para las figuras, los frontones y el tejado. No obstante, la piedra tosca  con la que debía crear las columnas fue recubierta por una capa de estuco de polvo de mármol que proporcionó el efecto deseado y estabilidad al conjunto.

Al igual que el Partenón, el Templo de Zeus en Olimpia disponía de una pronaos y un opistodomos que otorgaba armonía y ligereza visual al conjunto, la cella disponía de tres naves separadas por filas de columnas, siendo la central el doble de las dos laterales, lugar donde fue colocada la colosal estatua de Zeus.

El Templo debía resaltar dos cuestiones, la primera la supremacía de Zeus como deidad, la segunda el origen mítico de Olimpia y su relación con éste, por tanto, se diseñaron los frontones y las metopas en representación gráfica de estos aspectos.

Uno de los frontones, presentaba la figura de Zeus dominante en el centro, como juez y árbitro de la disputa entre el rey Enómao y el pretendiente de su hija, Pélope, en una carrera de carros. Así pues el frontón pone a los jinetes a cada lado, acompañados de dos esclavos, la hija del rey, y dos representaciones antropomórficas de los ríos Alfeo y Cladeo.

El frontón occidental representa la centauromaquia, con la presencia de Apolo en el centro. Teseo y los lapitas luchan contra los centauros, en una clara disposición del orden de la razón sobre la barbarie.

Las metopas entre los triglifos representaban los trabajos de Hércules, coloreadas en ocre y rojo para resaltar sobre el blanco marmóreo del resto.

Hasta aquí la disposición exterior pero, ¿por qué la escultura de Fidias era una de las siete maravillas?

Estatua de Zeus

 
©Trustees of the British Museum
 

La estatua de Zeus fue encargada al prestigioso escultor Fidias años después de la finalización del templo, teniendo en cuenta las dimensiones de la cella, cabe presuponer que la estatua quedaba prácticamente encajada en anchura y altitud, si las columnas del templo eran de 10,5 metros y el frontón con el arquitrabe eran aproximadamente 3,5 metros más, la estatua de Zeus habría quedado justa, pues su altura era de unos 12 m.

Estrabón hizo una referencia cómica a este hecho, pues comentaba que Zeus no podía alzarse de su trono pues su cabeza daría de bruces con el techado del Templo. Ciertamente, así era, pero no era un hecho aislado, la gran mayoría de cellas de los templos helenos custodiaban estatuas desproporcionalmente grandes respecto al conjunto, sin que ello supusiera un problema, más bien al contrario, es más fácil ver lo grande en algo pequeño sin hablar del efecto intimidatorio que producía a los visitantes.

 

 

Confeccionada con una estructura de madera revestida con placas de oro y marfil (criselefantina), mostraba a un Zeus entronizado, en su mano izquierda llevaba un cetro rematado con un águila como muestra de poder, mientras que sobre su derecha se posaba la estatua de una Niké alada como símbolo de la victoria.

Su torso estaba desnudo y un manto cubría sus piernas, su rostro fijaba la mirada levemente hacia abajo en tono paternal, según Pausanias, sobre su cabellera de mechones rizados se colocó una corona de olivo, y sus pies fueron cubiertos por unas sandalias de oro.

Si la estatua era imponente y ostentosa, el trono y el basamento no se quedaba corto. El trono estaba esculpido con materiales nobles como el marfil, el ébano, las piedras preciosas y el oro. Tanto el respaldo, que alcanzaba hasta la altura de los hombros, como los soportes para brazos y pies estaban esculpidos con relieves mitológicos que representaban diferentes escenas como el asesinato de los hijos de Níobe, donde Zeus se muestra implacable contra Tebas convirtiendo a sus habitantes en piedra ante la prepotencia de Níobe frente a Apolo y Artemisa.

La base que soportaba la escultura no podía ser un bloque sin más, para armonizar el conjunto Fidias esculpió el nacimiento de Afrodita, emergiendo de las aguas.

Sólo hace falta echarle un poco de imaginación para entender el efecto que causaba, entrar y ver al poderoso Zeus en su trono contemplando a los humanos ...debía ser cuanto menos intimidante. La majestuosidad y los detalles marcaron la diferencia que la catapultaron como una de las siete maravillas que ver.

Para saber su triste final me hago eco de las palabras de uno de los grandes especialistas en el Imperio romano de Oriente, Koldo Gondra de Bizancio Maravillosa, dónde cito textualmente: 

"La estatua de Zeus fue trasladada al Palacio de Lausus en Constantinopla durante el gobierno de Teodosio II (408-450 d.C.). El Palacio de Lausus (Lauseion) fue construido entre el 415 y el 420 d.C.. Propiedad del eunuco Lausus, que fue chambelán de la Corte Imperial (praepositus sacri cubiculi) y que logró componer una espectacular colección de estatuas antiguas, quizá la mayor de toda la Historia de la Humanidad. Su palacio fue destruido durante un incendio en el 475 d.C. siendo sustituido por la Cisterna de Philoxenos. Muchas de las obras de arte se salvaron de la destrucción, pero la de Zeus fue víctima del fuego. En la misma habitación donde estaba la estatua de Zeus también se hallaba la Afrodita de Cnido de Praxíteles."

 Ilustración del Palacio de Lausus con la estatua de Zeus en el siglo V d.C. por Helbert. www.postImg.cc

 

Los últimos estudios de la Complutense de Madrid señalan que el mármol pentélico del tejado es posible que permitiera reflejar algo de luz al interior de la cella, alumbrando levemente el rostro y cabello de Zeus. Este dato permite esclarecer el problema de iluminación que se plantea en una celda de este tamaño. 

 

Conclusión

Fidias consagró su vida principalmente a tres esculturas, a las de Atenea y a la de Zeus en Olimpia y éstas, aunque desaparecidas, han quedado en el ideario colectivo como un hito en la perfección de la escultura griega. Su legado se perpetuó en monedas, ilustraciones o copias romanas pero el nivel artístico de Fidias fue difícilmente igualado, su sensibilidad creativa y su capacidad para representar la figura humana permitió que los ciudadanos pudieran poner rostro a sus dioses, y que éstos mostraran sólo por la destreza del artista, su poder, su protección o su clemencia.

Que una escultura muestre todos estos aspectos, nos habla de un talento casi tocado por los Dioses.

 

Mireia Gallego

Noviembre 2015  

 

 

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