Carthago Nova

 
 

Introducción

Cartagena está estrechamente relacionada con uno de los episodios más importantes de la república romana y con una de las personalidades más relevantes de la historia, su nombre, Aníbal.

Cartagena ya estaba poblada previamente a la ocupación púnica y romana, posiblemente por asentamientos tartesios más que íberos, fundando en ella la ciudad de Mastia. Éste no es un dato seguro ya que las únicas fuentes reconocidas describían la orografía del lugar y basándose únicamente en esos datos se llegó a la conclusión que podría estar ubicada en esta zona. A pesar de ello, lo que es muy probable es que esta ciudad ya  mantuviera ciertos contactos comerciales con Cartago, por ello no es de extrañar que Asdrúbal, yerno de Amílcar Barca, decidiera ubicar un centro operativo en esta zona tras la derrota en Sicilia.

 

Las guerras púnicas y Cartagena

Ante la derrota en la primera Guerra púnica contra los romanos, los cartagineses perdieron un bastión fundamental para ellos, el control de la isla de Sicilia, Asdrúbal halló en Cartagena la solución a sus problemas y estableció allí en el 227 a.C su base militar a la que llamó Qart Hadasht o lo que es lo mismo, Ciudad Nueva.

A la muerte de Asdrúbal, el hijo de Amílcar Barca, llamado Aníbal lo sucedió en el poder y con él llegó un nuevo periodo bélico que marcaría profundamente a Roma para siempre.  Ésta veía de reojo que los cartagineses estaban recuperando el poder no sólo bélico sino económico, perdido durante las guerras, y vieron que en parte era debido a la nueva colonia cartaginesa, el por qué es sencillo: grano y minas de plata. 

La zona que actualmente ocupa el Puerto de Cartagena y Mazarrón era el punto de partida por el que se distribuían las mercancías a través del mediterráneo en dirección a Cartago y a la inversa, así que esa carretera marítima impulsó que la economía creciera a través de las explotaciones mineras del interior. 

Cartagena fue el punto de partida de Aníbal, sus legiones y sus elefantes en dirección a los Alpes en el 218 a.C, a pesar de la derrota final de los cartagineses por la mínima, Roma entendió que Hispania era la zona estratégica más importante para frenar el avance cartaginés, por lo que Escipión el Africano inicia la incursión en territorio hispano mediante la ocupación de Ampurias para posteriormente iniciar su descenso hacia el Sur.

A la llegada a Qart Hadasht en el 209 a.C, Escipión la nombra como Carthago Nova, derivando posteriormente a nuestra actual Cartagena.

 
 

Los romanos en Carthago Nova

Cartagena durante años se postuló como la gran mina romana, miles de esclavos diariamente extraían plata, plomo y zinc, para posteriormente ser trasladadas a las provincias romanas. En el 44 a.C es convertida en colonia romana, y durante la reorganización de Hispania realizada por Augusto en el 27 a.C pasó a formar parte de la provincia Tarraconensis. El siglo I y II fue el periodo de máximo esplendor de Carthago Nova y cuando fueron construidos la mayoría de los edificios que aún se conservan, muy posiblemente ocupando el lugar de los construidos inicialmente por los púnicos y posteriormente durante la ocupación romana republicana de la época de Escipión.  

 

Vista aérea puerto de Cartagena con los restos romanos

 

En la imagen podemos apreciar los restos arqueológicos romanos de Cartagena. Ubicados cerca del puerto hallamos, el teatro romano, el anfiteatro bajo la arena de la Plaza de Toros y el foro romano cerca de uno de los cerros que rodean la ciudad. 

También debemos resaltar la importancia que Carthago Nova adquirió como factoría de Garum (salsa de pescado muy apreciada por los romanos), ya que se han hallado tanto en la ciudad como en Mazarrón los restos de estas fábricas de salazones que se anexionaban a las villas principales. 

 

Vista aérea de los restos romanos de Alamillo en Mazarrón

 

El hecho que esta zona fuera tan económicamente fructífera aseguró un buen nivel adquisitivo, apreciable en el nivel de sus villas y en la riqueza de sus construcciones urbanísticas.
La representación más clara la hallamos en el Teatro de Cartagena, construido entre los años 5 y 1 a.C, fue dedicado a Lucio Cesar y posiblemente a Cayo Cesar, nietos de Octavio. Con una cavea con aforo de 7000 personas el teatro dispone de un magnífico fondo escénico adornado con columnas policromadas en tonos rosáceos, blancos y grises. Como es habitual, se aprovechó la orografía del terreno situando las gradas en el desnivel del monte. Tras la escena se daba acceso a un pórtico columnado de grandes dimensiones. 

 

 
 
Foto: Enrique Lopez Garre para Pixabay
 

Durante el s.II Cartagena sufrió un declive, aunque vivió una etapa de esplendor en el S.III. El teatro pasó a convertirse en un mercado y posteriormente, durante las incursiones vándalas, fue relegado al olvido tras ser cubierto por otras construcciones. Fue localizado de forma fortuita y restaurado intentando mantener su estado original.

 

Otros yacimientos

- El Augusteum, o lugar de culto a Augusto, del que encontramos los restos de las losas. Se sabe que se accedía por una zona porticada que daba acceso al templo.

- Restos de la calzada y del Decumano: Los hallazgos han permitido trazar la zona del decumano por el que se llegaba al foro.

- Restos del Foro: En la zona del Molinete se hallaron los restos del Foro, en el que se aprecian las estructuras internas de las termas, a través de las diferentes estancias y de las columnas decorativas.

- Casa de la Fortuna: No muy lejos del Foro se localizó la villa de la Fortuna, llamada así por una inscripción hallada en su interior. Muestra las diferentes estancias y los estucos policromados de sus paredes. Además el hallazgo permite observar la calzada de la calle y los muros de acceso.

 

Es importante entender las estrategias que usaron ambos imperios para conseguir su objetivo colonizador. Examinar los entornos, las fuentes de ingresos y su relevancia estratégica, da pistas sobre la importancia que tenían estas colonias costeras para el imperio romano.

 

 

 

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