Restos romanos de Orange

 

Introducción

Orange es una pequeña y encantadora ciudad de escasos 30.000 habitantes, relativamente cercana a Avignon.

Su relevancia en época romana, reside en la ubicación de la ciudad dentro del itinerario de la Vía Agripa que unía Arlés y Lyon y que sin duda permitió que la ciudad fuera un lugar de descanso y refugio a medio camino entre ambas urbes. 

Durante la etapa prerromana Arausio estaba habitada por los celtas, pero ante la incursión de César en territorio galo y tras su conquista total, la ciudad pasó a manos de Roma, siendo ocupada por los soldados de la segunda legión, en el 40 a.C. Este proceso de romanización por ocupación militar era un método recurrente que permitía dos cosas, la primera la otorgación de tierras a los soldados licenciados a coste cero, la segunda la romanización paulatina del territorio a través de la unión de la población local y la ocupante. La colonia recibió así el nombre de Colonia Julia firma secundanorum Arausio, algo así como la Colonia Julia en Arausio establecida por la Segunda. 

La ciudad, así pues, basó su economía en el comercio fluido entre las principales urbes gozando de los privilegios que otorgaba su relevancia estratégica, Roma sabía que Arausio era importante y por ello la dotó de los elementos arquitectónicos que precisaba para una total integración.

Durante los tres siguientes siglos la ciudad fue creciendo demográficamente, pero en el s.IV con la incipiente incursión del cristianismo como religión oficial y con las guerras bárbaras en aumento, Arausio fue perdiendo peso y poder. 

 

Los restos

Dedicarle un espacio a la actual Orange es un placer a los sentidos, no se trata tanto del número de yacimientos sino el estado de los dos más destacables, sin duda el más espectacular de todos, coronándose como el teatro romano de Occidente en mejor estado, es el teatro romano de Orange.

 

Teatro

Simplemente es sobrecogedor, recio e imponente. Construido bajo el mandato de Augusto en el s.I, el teatro se conserva prácticamente en su totalidad, cuando digo que se conserva es que frente a otros que disponen de sectores del gradería y parte del frontal escénico, éste preserva absolutamente toda la estructura que permite sin lugar a dudas conocer los métodos constructivos utilizados para los edificios dedicados al ocio. 

 


Cavea y escenario
 

En la imagen puede observarse sus colosales medidas, de más de 100 metros de largo por 37 de alto, su techo reconstruído recientemente con elementos como el cristal o el acero permiten ubicar el anterior con total nitidez, ofreciendo el mismo efecto que el que proporcionó el original en su momento. 

Aunque actualmente aparece el ladrillo a la vista, en época de Augusto estaba revestido de mármol y acompañado por columnas decorativas ubicadas tanto en el frontal como en los laterales. Tres pisos componen en muro escénico: El inferior cuenta con hornacinas y 5 accesos desde los pasillos traseros (3 frontales y 2 laterales) por el que los actores accedían al escenario, un segundo piso meramente decorativo interrumpido en la zona central y el tercero en lo alto, donde se ubica la estatua militar de más de 3 metros de Augusto con el imperium en una de sus manos. 

 

Frontal escénico

 

Las gradas albergaban entre 8.000 y 10.000 espectadores en total (casi un tercio de la población actual de Orange). Para la construcción de la cavea se aprovechó parte de la pendiente de la ladera, ocupando más de la mitad de la superficie total (puede apreciarse en la imagen aérea), ello proporcionó un espacio de mayor altitud que permitió el ahorro en materiales y una mejor visibilidad del escenario. 

Dispone de tres niveles de graderías seccionadas por las escaleras de distribución, a las que se accedía desde el exterior a través de los vomitorios que se hallan en los laterales de intramuros o los que discurrían bajo las propias gradas, muy parecidos a nuestros estadios de fútbol con salidas en la zona central. 

Estos pasillos interiores permitían salir o entrar a la zona porticada que se hallaba tras el muro escénico, decorada con jardines, a modo de sala de espera o de refugio para la lluvia.

 

Fachada del teatro por el que se accedía a la zona porticada

 

La fachada exterior es una estructura regia, rodeada por arcos a pie de calle por los que se podía acceder al graderío o al escenario, son observables varios elementos arquitectónicos, por un lado los orificios que permitían anclar el revestimiento de mármol, y por otro los soportes que aguantaban los mástiles del velum (tela que protegía a los espectadores del sol).

 

A la izquierda de la siguiente imagen puede observarse, las escaleras de acceso a la gradería superior, diferenciada de las demás para cumplir un doble propósito, facilitar la distribución de los espectadores a las diferentes áreas y la de separar a los colectivos más importantes, situados en la zona más cercana al escenario, de la plebe (ubicadas en la zona superior).

 

 

Actualmente, el teatro de Orange sigue en activo, su magnífica acústica y su diseño permite gozar aun de su entorno, gracias al interés manifiesto en el s.XIX y s.XX de recurperar y difundir los espacios históricos. Frente a él hallaréis el museo con la recopilación de fragmentos localizados.

 

Arco de triunfo

Otro de los yacimientos romanos en un magnífico estado de conservación, es el arco de triunfo de Orange.

Localizado en la vía Agripa que como hemos comentado unía Arlés con Lyon, no se sabe con certeza la fecha exacta de su construcción, aunque se da por hecho que fue durante el periodo de pax romana de Augusto y posteriormente reformado en época de Tiberio. Este arco conmemorativo, está dedicado en sí a las legiones militares con las que se conquistó la Galia y posteriormente se añadió una referencia a través de sus grabados a las legiones de Germánico durante los enfrentamientos que éste mantuvo con las tribus germanas, esta última aportación hecha por Tiberio.

Construído en piedra caliza, el arco tiene una altura superior a los 19 metros por 8 de ancho. En él observamos tres vanos, (más grande el central que los dos laterales), rematados en sus laterales por columnas corintias estriadas, soportadas sobre tres sillares de piedra. El interior de los arcos están decorados con imágenes militares que reproducen las batallas mantenidas con las tribus galas y germanas.

El arco soporta tres bloques difrenciales sobrepuestos en altura, y muy posiblemente el ático estuviera coronado por una estatua ecuestre del emperador. Los laterales disponen de 4 columnas iguales a las que aparecen en los frontales, con alquitrabes y frontón.

 

 

La estructura del conjunto es resistente y poderosa, parecida al que posteriormente sería el arco de Constantino, pero confeccionado con manteriales menos nobles, aunque no por ello exime menos detalles o peores calidades.

Augusto y Tiberio con su dedicatoria, pretendieron engrandecer el papel que miles de soldados tuvieron en la consecución del territorio, más si cabe si tenemos en cuenta que la ciudad estaba siendo poblada por los legionarios licenciados.

 

Conclusión

A medida que descubro más rincones, me reafirmo más en la necesidad de cumplir con esa tarea de difusión de lo clásico. Curioso es que muchas de ellas se localicen en pequeñas ciudades o pueblos de Europa, África o Asia, y que muchos vestigios estén aun bajo nuestros pies esperando su momento. Visitarlos es darles la importancia que merecen.

 

 

 

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